y yo aquí,
escribiendo sobre un papel mojado.
No es culpa suya,
me gusta ser libre a su lado:
ser capaz de volar,
de soñar despierta
y hacer esos sueños realidad,
convertirme en dios,
crear un mundo, y otro, y otro,
uno diferente para cada día de la semana,
ser capaz de decir y hacer lo que quiera,
sin esconderme, sin ataduras,
sin conformirmo ni reglas,
sin nadie que me diga
cómo lidiar con ellas.
Porque vivo allá,
donde nadie deja vivir al resto,
donde para ser tú debes meterte en la cama,
donde hasta los niños juzgan
-parecen como programados-,
donde el afecto es castigado
y sentirte libre
algo avergonzado.
Vivo allá,
donde nos deseducan para que seamos como quieren,
cómo saber entonces quién quieres ser,
donde, al menos casi todo, es perder el tiempo,
donde soñar es un tabú y amar una vergüenza,
porque la felicidad,
aquí,
es lo último que cuenta.
No digo que pienses como yo,
por mí
sé libre para vivir como quieras
pero piensa,
hay más maneras.
Y no pido tanto,
solo ir a la ciudad sin el miedo en mi mochila,
solo abrir la ventana de mi casa
y ver el mundo
sin que él me busque las cosquillas.
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